miércoles, 28 de abril de 2010

Nunca sabes lo que un niño va a decir...Es sorprendente.

Al autor y orador Leo Buscaglia, se le solicitó que fuera parte del jurado de un concurso. El propósito del concurso era, encontrar al niño más cariñoso. El ganador fue un niño de 4 años cuyo vecino era un anciano, a quien recientemente se le había muerto la esposa. El niño, al ver al hombre sentado en una banca del patio y llorando, se metió al patio del anciano, se subió a su regazo y se sentó. Cuando su mamá le preguntó que le había dicho al vecino, el pequeño niño le contestó:* 'Nada, sólo le ayudé a llorar'.
Debbie Moons, maestra de primer grado, estaba discutiendo con su grupo la pintura de una familia. En la pintura había un niño que tenía el cabello de diferente color al resto de los miembros de la familia. Uno de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado y una niña compañera de él le dijo: 'Yo sé todo acerca de las adopciones, porque yo soy adoptada'. * '¿Qué significa ser adoptada?' preguntó el niño y la niña le contestó: * 'Significa que uno no crece en el vientre de su mamá sino que crece en su corazón'.


Una niña de 4 años estaba con su pediatra; mientras el doctor le revisaba los oídos con el otoscopio, le pregunta: - '¿Crees que adentro me encontraré al Pájaro Abelardo?'.... La niña permaneció en silencio. Enseguida el doctor tomó el abatelenguas y mientras revisaba su garganta le preguntó: - '¿Crees que ahí dentro me encontraré al monstruo galletero?'... Y de nuevo la niña no contestó nada.El doctor puso el estetoscopio en el pecho de la niña y mientras escuchaba su corazón le preguntó: '¿Crees que escucharé a Barney ahí adentro?' 'Oh, no'- contestó la niña, 'Barney está pintado en mis zapatos, en mi corazón está Dios'.


Una vez que conducía mi automóvil desde mi trabajo hacia mi casa, me detuve para ver un juego de béisbol de las pequeñas ligas, que se estaba jugando en un parque cercano a mi casa. Cuando me estaba sentando en la banca de la línea de la primera base, le pregunté a uno de los niños cual era el marcador: * 'Estamos abajo 14 a 0' me contestó con una sonrisa. * '¿En serio?- le pregunté; - tengo que admitir que no pareces estar muy desanimado'. * '¿Desanimado?' dijo el niño con una cara de confusión, -'¿Por qué debo estar desanimado?. Aún no hemos tenido turno al bate.'
Siempre que estoy decepcionado de mi vida, me detengo a pensar en el pequeño Jaime Scout.Jaime estaba intentando conseguir una parte en una obra de la escuela. Su mamá me dijo que había puesto su corazón en ello pero aún así temía que no fuera elegido. El día que fueron repartidas las partes de la obra, yo estuve en la escuela. Jaime salió corriendo con los ojos Brillantes de orgullo y una gran emoción. *
'Adivina qué mamá' y me dijo gritando las palabras que permanecerán como una lección para mi: 'He sido elegido para aplaudir y animar'.

Una lección para el corazón es mi hija Sara de 10 años, quien nació sin un músculo de uno de sus pies, por lo que usa un aparato, todo el tiempo, que le permite caminar. Un hermoso día de primavera llegó de la escuela y me dijo que había competido en las carreras de los eventos deportivos de la escuela. Debido al soporte de su pierna, empecé rápidamente a pensar en algo que decirle para darle valor y animar a mi Sara, acerca de que no dejara que esto la desanimara, pero antes de que yo pudiera decir algo ella dijo:
'Papi, gané dos de las carreras ..' Yo no podía creerlo. Después dijo:
'Tuve ventaja'. ...Ah, ya lo sabía, pensé que la dejaron correr antes que a los demás. Pero una vez más antes de que yo pudiera decir una palabra, ella dijo: * 'Papi no me dejaron correr antes que a los demás. Mi ventaja fue tener que tratar más fuerte que los demás'.

En Nueva York un niño de 10 años estaba parado, descalzo, frente a una tienda de zapatos apuntando a través de la ventana y temblando de frío.
Una señora se acercó al niño y le dijo: 'Mi pequeño amigo ¿qué estás mirando con tanto interés en esa ventana?'. La respuesta fue: - 'Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos'. La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño.
Preguntó si podría prestarle una palangana con agua y una toalla. El Empleado rápidamente le trajo lo que pidió. La señora se llevó al niño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes, le lavó los pies al niño y se los secó con la toalla. Para entonces el empleado llegó con los calcetines, la señora le puso un par de ellos al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de los calcetines y se los dió al niño. Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: ¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora! Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño la alcanzó, la tomó de la mano y mirándola con lágrimas en los ojos le preguntó: - '¿Es usted la esposa de Dios?'
Si hacemos llegar este mensaje a la gente que conocemos, contribuiremos a hacer de este mundo un mejor lugar para vivir ...y recuerda decir: 'Gracias.'


Gracias por la oportunidad que tengo de compartirlo contigo y sobre todo por tener amigos tan especiales.
'Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación'...

jueves, 22 de abril de 2010

Enséñale a Caer


Nunca emplees –con tu hijo– la palabra “obedecer” porque es un verbo indigno que denigra hasta a quien lo usa. Nadie es tan sabio que merezca ser obedecido. Enséñale, más bien, a dudar, a cuestionar, a rebelarse contra todo lo que le parezca injusto, sucio, cruel o falso. Anímalo a ponerse siempre del lado del que va perdiendo, del que se está llevando la peor parte, a proteger al pequeño y al frágil: al anciano, al pobre, al enfermo, a la flor, al niño, al perro. Y a serles fiel. Enséñale, por supuesto, a pelear por lo que cree. A guerrear como un loco por la verdad a como dé lugar, al precio que sea, hasta las últimas consecuencias. A creer en la gente que la busca y a dudar de la gente que la encuentra. Nunca prohíbas, convence. Nunca des órdenes, plantea siempre un gran abanico de alternativas. En lugar de pretender decirle lo que tiene que hacer, cuéntale tu experiencia: dile lo bien o mal que te fue en la misma situación y después déjalo solo. Que sea valiente y que decida solito. No le impongas tus opiniones. No le impongas tus afectos. No le impongas tus gustos. No le impongas tu religión. Ahórrale la mayor cantidad posible de miedos y de culpas y lo habrás librado de una inmensa carga de dolor completamente innecesario. No emplees nunca la palabra “cállate”. Jamás grites, ni golpees, ni castigues. Enséñale, más bien, que el que grita más es siempre el menos fuerte, que el que más maldice es siempre el menos temible, que el que insulta más es siempre el más imbécil.
No dejes de abrazarlo y besarlo sin falta todos los días. La certeza de que tú lo quieres más que a nada en este mundo será una razón para aprender a quererse primero y para (intentar) querer a los demás, después. No dejes de abrazar y besar a tu mujer delante de él, quiéranse siempre a la vista de todos pero cuando tengan ganas de pelear, esperen hasta que él se haya ido a la escuela y peléense en privado. No te permitas jamás, bajo ninguna circunstancia, la suprema cobardía de ofender ante él a su mamá. Recuerda que la madre es lo más sagrado y da la casualidad de que –antes que tu mujer– ella va a ser, sobre todas las cosas, su mamá. Suficiente confusión hay en la vida de los niños como para empeorarla con nuestras frustraciones, nuestros celos, nuestras deudas impagas y con toda nuestra mierda adulta. No toleres nunca en tu casa el dudoso lujo de la violencia, lo único que lograrás será hacer miserable su niñez y cuando crezca y se convierta en la atroz catástrofe que tan primorosamente cultivaste, te devanarás los sesos preguntándote qué hiciste mal. No tengas miedo de mostrarte débil, falible, imperfecto, equivocado, triste, roto, humano. No te avergüences de contarle tus miserias, tus traiciones, tus flaquezas, tus derrotas. Si le hablas con el corazón en la mano, desarrollará un espíritu solidario y compasivo y será capaz de hacerlas suyas también, aprenderá a no sentirse con derecho a reclamarte, a juzgarte y condenarte. No te avergüences de mirarlo a los ojos si un mal día te abraza el infortunio y te ves obligado a cambiarlo de colegio, a mudarte a una casa más chiquita, a vender el carro, a dejar de ir al cine, a comer menos lomo y más grated de atún. Si eso ocurriera –toca madera, claro– pero si eso ocurriera, díselo sin pena ninguna, dile que esta carretera en que viajamos nunca va en línea recta y que siempre habrá tramos que te sorprenden con súbitas curvas e intempestivas bajadas. Y si por el contrario, los dioses te bendicen y contigo la vida se ríe a carcajadas, tampoco se lo enrostres todo el tiempo, no le saques en cara que él tiene todo lo que tú nunca tuviste o que está –por eso– obligado a ser mucho mejor que tú. (Fíjate en la ridícula soberbia que encierra tamaño desafío). No lo obligues nunca a terminar la sopa apelando al hambre que tienen los niños del África a menos que tengas planeado animarlo a donar un porcentaje de sus propinas. Dale todo lo que necesite, pero tampoco mucho más. No olvides recalcarle que a los niños no se les diferencia por las marcas de sus zapatillas. Enséñale –por encima de todo– esa extraña alegría que solo se encuentra en el dar. Déjale muy en claro que cuanto menos tienes más libre eres, que –al final– tener no tiene absolutamente ninguna importancia.
No olvides enseñarle también a buscar la belleza. Entrénalo para encontrarla a cada paso en la perfección de la naturaleza o en el caos y aún en los lugares más insospechados. Por ejemplo: en su país, en el color de sus ojos, en la tristeza, en el silencio, en su interior. Nunca censures su curiosidad, no escatimes elogios a su gracia, talento o brillo, jamás silencies sus pasiones. No lo vigiles. No lo espíes. No lo invadas. Jugar es una actividad muy seria que requiere de la más absoluta privacidad. No le mientas nunca, ni para salir en defensa de un héroe de la patria, ni para hacerte negar en el teléfono, ni para justificar la imperdonable inasistencia de Papa Noel. Tampoco para intentar maquillar en algo los tramos menos admirables de tu biografía. Responde siempre con la verdad a todas sus preguntas, incluso a las más pendejas. Muéstrate siempre ante él gloriosamente desnudo, sin rubores, sin temores, en todo el esplendor de tu imperfección. Que no se olvide nunca de que su mente es el único paracaídas con que cuenta y que solo lo salvará si logra que se abra a tiempo. No le digas que tiene que leer libros, mejor asegúrate de que, en casa, siempre te vea leer. No le digas que estudie, haz que sea testigo de la pasión con que haces lo que sea que hagas en la vida para ganarte los frejoles. No le digas de qué alegrarse, de qué indignarse, a quién admirar y de qué compadecerse. Deja que lo aprenda solo –por imitación o por oposición– viéndote batallar, viéndote sudar, viéndote insistir. Viéndote triunfar y celebrar y también fracasar con toda el alma y volver a empezar todas las veces que sea necesario. Enséñale, por supuesto, a perder, que eso es algo que nos va a tocar hacer una y mil veces. Enséñale a fallar, a sufrir, a llorar, a caer.

Autor: Beto Ortiz.

martes, 13 de abril de 2010

El Agua en Números

• Cada vez que vamos al baño y jalamos la palanca, estamos consumiendo la misma cantidad de agua que un africano consume en todo un día.

• El consumo anual de agua de un ser humano varía entre 2.5 millones de litro (EUA) hasta 1,500 litros en algunos países de África.

• De cada cuatro personas una no alcanza el agua pura.

• La producción de una camiseta de algodón requiere de 2,900 litros de agua.

• Cada ocho segundos muere un niño por beber agua contaminada.

• Más de cinco millones de personas mueren cada año por aguas contaminadas.

• En el año 2030 harían falta dos planetas para mantener el estilo de vida actual de la humanidad.
• España ocupa el quinto puesto a escala mundial en "huella hídrica", es decir, en el volumen total de agua usada globalmente para producir bienes y servicios consumidos por los ciudadanos.
• 2 mil millones de personas en el mundo, la tercera parte, sufren de escasez de agua potable.
• Una de cada seis personas carece de un acceso regular al agua potable.
• Más del doble, 2.400 millones de personas, no dispone de servicios de saneamiento adecuados.
• Las enfermedades vinculadas con el agua provocan la muerte de un niño cada ocho segundos y son la causa del 80% del total de las enfermedades y muertes en el mundo en desarrollo, situación que resulta mucho más trágica si se tiene en cuenta que desde hace mucho tiempo sabemos que esas enfermedades se pueden prevenir fácilmente.
• Si bien en los últimos 20 años el mundo en desarrollo ha presenciado un aumento del suministro de los servicios de agua, ese adelanto se vio contrarrestado en gran parte por el crecimiento demográfico.
• Se ha estimado que un ser humano necesita en promedio 50 litros de agua por día para beber, cocinar, lavar, cultivar, sanear. Pero el derecho al agua, básico para cualquier criatura, empieza a llegar gota a gota a millones de personas.
• Y este sonido de emergencia hace sólo unos años (el Foro Mundial del Agua celebró en marzo reciente su tercera versión, en Kioto, Japón) empezó a ser considerado internacionalmente como una constatación pavorosa de vertiginosa escasez de agua en todo el planeta, surgida no sólo del crecimiento poblacional, sino de la estremecedora negligencia humana con todas sus consecuencias relacionadas.
• El primer Foro Mundial del Agua celebrado en el año 2000 en La Haya, se fijó como objetivo para el año 2015 reducir a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable. Pero no incluyó planes para evitar su monopolio. Apenas sí se nombró el conflicto de la privatización de las fuentes de agua, destinado a ser uno de los más graves del siglo que empieza.
• Pese a que sólo el 5% del agua potable en el mundo está en manos privadas, las ganancias anuales que obtienen estas empresas son más del doble de lo que gana hoy la industria petrolera.

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